El verano es una de las épocas más exigentes para cualquier vehículo. Las altas temperaturas, los trayectos largos, las retenciones propias de las operaciones salida y regreso… Todo influye para que el motor trabaje al límite, y si el sistema de refrigeración no está en buen estado, es fácil que aparezcan los temidos problemas de sobrecalentamiento.
Uno de los motivos más comunes de estas averías en verano es la falta de mantenimiento. Un nivel bajo de líquido refrigerante, una fuga en los manguitos o el radiador, o incluso el fallo de componentes como el termostato o el ventilador, pueden provocar que el motor supere su temperatura de funcionamiento óptima y, si no se detiene a tiempo, acabe sufriendo daños graves. Además, en situaciones de tráfico intenso o al subir puertos prolongados, el esfuerzo del motor aumenta, y con él, el riesgo de calentamiento.
Antes de salir de viaje, es fundamental revisar el estado del sistema de refrigeración. Asegurarse de que no hay pérdidas, que el ventilador funciona correctamente y que el líquido refrigerante está en buen estado puede evitar más de un susto en carretera. Si durante la conducción observamos que la aguja de la temperatura sube más de lo normal, lo más recomendable es detener el vehículo en un lugar seguro y esperar a que el motor se enfríe antes de continuar la marcha y observar si vuelve a aumentar y en ese caso esperar la ayuda de la grúa.
En Talleres Love My Car revisamos todos los elementos del sistema de refrigeración para que puedas disfrutar del verano con la tranquilidad de saber que tu coche está en las mejores condiciones. Porque cuando las temperaturas suben, la prevención es la mejor aliada.